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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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Día 21 del mes de María: La oración del «Acuérdate»
Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio, ha ya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Tí acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Tí. Madre de Dios, no deseches mis súplicas, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.
La oración del Acuérdate, atribuída desde la antigüedad a San Bernardo de Claraval, muestra hermosamente la confianza que en la Madre hemos de tener. Ella, como Madre clementísima, acompaña y cuida siempre de todos y cada uno de sus hijos.
Es la oración de quien se experimenta necesitado del auxilio materno, ante las tentaciones y adversidades que el enemigo del alma coloca en los caminos de la vida. Es por ello al mismo tiempo, una invitación a que sus hijos, acudiendo a Ella con humildad -reconociendo su indignidad y pobreza, acudan a quien les puede ayudar, suplicándole que nunca les abandone ni deje solos. Asimismo, es el reconocimiento de saber que sin su auxilio, no es posible salir victorioso de los combates contra las fuerzas del mal que luchan contra nosotros con tal de que no alcancemos la gloria del Cielo.
En esta oración le hablamos a nuestra Madre, el porqué de nuestra inquebrantable confianza Ella: jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio, ha ya sido desamparado. La Virgen nunca ha dejado de socorrer a los que han acudido a Ella buscando su protección. Ella, como buena Madre, presenta ante el trono de la Divina majestad de su Hijo Jesús todas nuestras súplicas y ruegos que se le hacen.
San Bernardo solía repetir y recomendar: «el pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se aparten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos. Siguiéndola no te pierdes en el camino! ¡Implorándola no te desesperarás! ¡Pensando en Ella no te descarriarás!».