DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO (A)

Los primeros…

¡Dios siempre nos sobrepasa! Indudablemente sus caminos y proyectos están siempre por encima de los nuestros. La novedad que sugiere el Reinado de Dios presentado por Jesús los domingos pasados, quiere renovar las relaciones de los discípulos con Padre y entre ellos. Hoy, siguiendo con la enseñanza respecto a la gratuidad que este Reino representa, nos encontramos con otro aspecto: la llamada.

La llamada representa de otro modo la gratuidad del amor de Dios por la que somos incorporados por Él mismo a participar de su Obra. Esta llamada como hemos visto en el pasaje del Evangelio de Mateo 20, 1-16, es en primer lugar «mañanera». No obstante, no se limita a un único y solo momento, sino que se repite a lo largo de toda la jornada. No podíamos esperar menos, el amor de Dios es inagotable.

Ahora bien, parece paradójico que aquellos que fueron llamados primeros para trabajar en la viña del Señor resultaron ser los «últimos», y aquellos llamados últimos resultaron ser los «primeros». ¿A qué se refiere?

Para responder este interrogante, hemos de partir de primicia de que el mismo hecho de haber sido llamados por el Señor para trabajar en su viña ha sido un regalo. Quienes fueron llamados estaban literalmente desperdiciando su vida sin un sentido real y sobrenatural. La llamada quería precisamente darle sentido a sus vidas. ¿Cuándo este regalo dejó de ser tal? Cuando en lugar de ser considerado «regalo» se volvió tedio, y cuando en lugar de ser una oportunidad que da sentido y salva, se convirtió en tarea. Esto fue lo que les sucedió a quienes fueron llamados primeros, en lugar de mostrarse más agradecidos, se mostraron incómodos llegando incluso a cuestionar a quién quería llenarles la vida de sentido y felicidad. No podían menos que acabar de últimos…

Lo contrario sucedió con quienes fueron llamados últimos. Si bien la «paga» de la salvación está dada por igual a todos aquellos que acogiendo el Reino con sencillez y humildad se deciden por la Viña del Señor, indudablemente resulta un privilegio inestimable el hecho de estar con Él, sirviéndole a Él. Los «PRIMEROS» son por tanto, no los que llegaron de más temprano o tarde, son los AGRADECIDOS…

¿Cómo es nuestra gratitud a Dios?

Feliz domingo en el Señor!

P.  Reinaldo G.