LA IMPORTANCIA DEL DISCERNIMIENTO

Siendo la vocación confluencia de llamada divina y respuesta humana, es necesario un proceso de discernimiento, o sea, de separación, selección, interpretación y juicio que comporta “un análisis de la realidad (interna o externa) y su valoración en orden a tomar decisiones operativas”[1], por las que se tienda a poner por obra un proyecto, descubriéndolo a su vez inserto en la voluntad de Dios para la propia vida.

El discernimiento está circunscrito en la lógica racional humana por operaciones naturales sensitivas, afectivas y racionales que engranan lo siguiente:

Percepción      emoción       pensamiento        juicio       decisión y acción[2].

Así mismo están involucrados los signos y hechos que tienen lugar mediante la comunidad. Esto sugiere que no hay un inicio vacío pues la percepción implica la organización, a partir de datos exteriores e interiores, de experiencias precedentes que luego la memoria afectiva carga con emociones[3], proporcionándoles una significación histórica[4]. Con similitudes, El Papa Francisco lo ha propuesto según tres acciones claves: reconocer, interpretar y elegir. Con la primera refiere a lo producido en la interioridad a partir de los acontecimientos, las personas, las palabras, etc, dejando aflorar la riqueza emotiva; se sitúa en su centro la capacidad de escuchar y la afectividad de la persona. Por su parte, la segunda consiste en la comprensión de aquello a lo que el Espíritu está llamando mediante lo suscitado, iluminando con la Palabra de Dios y la moral cristiana, siendo conveniente una ayuda respecto a la Escucha del Espíritu. La tercera es el acto de decidir como ejercicio de la libertad y responsabilidad personal, dando fruto en la coherencia.

En esta dinámica, se ha de pasar, “en primer lugar, por constatar una y otra vez esos sentimientos, por ser capaz de orar desde ellos al Señor que parece estar llamando”[5]. En base a ello se interpreta y analiza el sentido y validez de lo que se siente, a la vez que se pondera, en perspectiva creyente, las ventajas y desventajas de un proyecto que compromete la vida, jerarquizando valores según el Evangelio. Se origina una elaboración racional con razones espirituales en vistas a “la emisión de un juicio sobre el significado de la experiencia, sobre su origen en una moción divina y sobre la conveniencia o no de asumir tal proyecto”[6] para actuar en consecuencia. El discernimiento, en vinculación con la vocación, es un camino en el que el hombre creyente[7], con su racionalidad, es protagonista a la luz del Espíritu que dirige a los hijos de Dios[8], cuya voz resuena en su conciencia[9] y le conduce “a descubrir las exigencias concretas del amor de Dios y del prójimo”[10], antecediendo un descubrimiento que se denomina fundamental: el de la amistad con Jesús, lo primero que Él quiere de cada joven[11].

Pbro. Luis Antonio García Thomas

[1] García L., Discernir la Llamada, p. 25.

[2] Cfr. Ibíd., p. 35.

[3] Cfr. Rulla L., Antropología de la Vocación Cristiana: 1. Bases interdisciplinares, p. 313: “Esta actividad comporta toda una gama de resonancias emotivas propias de la valoración emotiva y reflexiva (…). Tendremos emociones positivas o negativas en relación al mundo divino, y por tanto, movimientos que llevan a la alegría, satisfacción, entusiasmo o a la repulsión, resistencia, distancia.”

[4] Cfr. García L., Discernir la llamada, p. 29. También Hernández V., “Condiciones para la pastoral vocacional” en Rubio L. (dir.), Diccionario de Pastoral Vocacional, p. 246: “los cristianos sabemos que Dios no llama de forma directa, sino a través de mediaciones”.

[5] García L., Discernir la llamada, pp. 29-30.

[6] Ibíd., 30-31.

[7] Cfr. Morata, A.; Zueco, V.; Comendador, J. y Lavaniegos, E. (Ed.), Curso básico de pastoral vocacional: manual para una iniciación en la pastoral vocacional, pp. 22-23

[8] Cfr. Rm 8, 14

[9] Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Gaudium et Spes, 16: “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios”

[10] Castillo J., El discernimiento cristiano: por una conciencia crítica, 82

[11] Cfr. Francisco, Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit: sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento             vocacional,      250 en http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html (consultado el 16 de marzo de 2020)

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