San José y su papel en la Sagrada Familia (4ta parte)

ENCUENTROS DE FORMACIÓN CATÓLICA

El tema de hoy es: San José y su papel en la Sagrada Familia en su cuarta parte

¡Bienvenidos todos a nuestro reto de Profundizar en la fe!  Con esto buscamos incrementar el conocimiento que tenemos de nuestra Iglesia, de lo que creemos y por qué lo que creemos.

Venimos de encuentros anteriores de hablar de San José, el esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús.

Nos quedamos en el encuentro anterior justamente en la exhortación apostólica Redemptoris Custos, del sumo pontífice Juan Pablo II sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia.

Comenté brevemente que José al igual que María debió tener una relación muy especia con Dios y de seguro llevaba en su corazón algún compromiso de servir y agradar a Dios, tal como hacemos hoy los laicos, cuando respondemos a nuestro llamado a seguir a Jesús y realizamos alguna consagración privada o la participación activa en algún apostolado.

Como ven esto no es nuevo y corresponde plenamente a la respuesta de fe del Laico, frente a una labor de evangelización realizada por la Iglesia en todas sus dimensiones.

Tomo varios extractos de esta Exhortación apostólica como previo a lo que vamos a leer:

“Cuando María, poco después de la anunciación, se dirigió a la casa de Zacarías para visitar a su pariente Isabel, mientras la saludaba oyó las palabras pronunciadas por Isabel «llena de Espíritu Santo». Además de las palabras relacionadas con el saludo del ángel en la anunciación, Isabel dijo: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».” Estas palabras han sido el pensamiento-guía de la encíclica Redemptoris Mater, con la cual San Juan Pablo II pretendido profundizar en las enseñanzas del Concilio Vaticano II que afirma: «La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz» y «precedió» a todos los que, mediante la fe, siguen a Cristo.

Ahora, al comienzo de esta peregrinación, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel dijo de la Madre del Redentor: «Feliz la que ha creído», en cierto sentido se puede aplicar esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra de Dios, cuando le fue transmitida en aquel momento decisivo. En honor a la verdad, José no respondió al «anuncio» del ángel como María; pero hizo como le había ordenado el ángel del Señor y tomó consigo a su esposa. Lo que él hizo es genuina «obediencia de la fe».

Leamos entonces Mateo 1,20-21 y observemos en primera línea que fue lo que pasó. Leamos:

“Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».”

Mientras José pensaba sobre este “escollo” en su vida, se hace presente Dios y en sueños José recibe 3 elementos interesantes:

  1. Una Exhortación, un llamado que resumiré en: NO TEMAS.
  2. Una explicación de lo que está pasando: La acción del Espíritu Santo en el “repentino” embarazo de María.
  3. Una Misión: Ponerle nombre a ese niño

Y justamente con el último punto me detendré para explicar brevemente una realidad en la cultura hebrea del momento, desde el libro del Genesis el hombre que puso el nombre a todo fue Adan, lo cual le hace ser el poseedor de todo eso, el que tenía el derecho de accionar, sobre todo, en la familia, el que ponía el nombre del niño es el Papá, por tanto, pasa a ser de su control, de su propiedad.

Ya vimos en el relato de la biblia, cuando le preguntan al Sacerdote Zacarías que nombre le ponían a San Juan y él contrario a la costumbre, indicó que su nombre era Juan y no Zacarias como él.  Es el Padre quien pone el nombre de los hijos.

Cuando Dios comunicándose en sueños le dice a San José que nombre le pone al niño, le esta dando una misión, la de ser Padre adoptivo del hijo de Dios hecho hombre.

Leamos cual fue la respuesta de José, sigamos con Mateo 1,22-24.

“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:

«La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel», que traducido significa: «Dios con nosotros».

Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,

y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.”

Llegamos hermanos a un hermoso momento, que nos premia toda la paciencia que han tenido ustedes con estos audios y lecturas, analicemos y disfrutemos este texto.

  1. “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta”, ¿Se acuerdan de Isaías 7,14? ¿Que el Señor nos daría una señal? Pues bien, aquí la tenemos, Dios no miente.
  2. José despierta y hace lo que dijo Dios. Se demuestra como es un hombre Justo, es obediente al mandato de Dios, aceptó esta parte de su misión.
  3. No hubo vida en común. Se ratifica que María era Virgen, que se cumplió la promesa, el Signo de Dios.
  4. José cumple otra parte del mandato, le pone nombre a Jesús, haciéndolo su hijo ante la Ley y nadie podía decir que José no era su padre.

José el hombre Justo y Obediente, continúa su misión dada por Dios, leamos vacías citas, ubica en tu biblia Lucas 2,15-16, Mateo 2,13-14 y Mateo 2,19-22. Las leemos en bloque:

Lucas 2,15-16

“Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado».

Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.”

Mateo 2,13-14

“Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.”

Mateo 2,19-23

“Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.

Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: «Será llamado Nazareno».

Leemos aquí una serie de características que definen a San José durante estas lecturas, es: responsable, justo, obediente, disponible, temeroso de Dios, creyente y podemos extendernos es muchos más, pero quiero finalizar con un extracto de la Exhortación Redemtoris Custos:

“Se puede decir que lo que hizo José le unió en modo particularísimo a la fe de María. Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación.”

“El, por tanto, se convirtió en el depositario singular del misterio «escondido desde siglos en Dios», lo mismo que se convirtió María en aquel momento decisivo que el Apóstol llama «la plenitud de los tiempos», cuando «envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» para «rescatar a los que se hallaban bajo la ley», «para que recibieran la filiación adoptiva»”

“La vía propia de José, su peregrinación de la fe, se concluirá antes, es decir, antes de que María se detenga ante la Cruz en el Gólgota y antes de que Ella, una vez vuelto Cristo al Padre, se encuentre en el Cenáculo de Pentecostés el día de la manifestación de la Iglesia al mundo, nacida mediante el poder del Espíritu de verdad. Sin embargo, la vía de la fe de José sigue la misma dirección, queda totalmente determinada por el mismo misterio del que él junto con María se había convertido en el primer depositario. La encarnación y la redención constituyen una unidad orgánica e indisoluble, donde el «plan de la revelación se realiza con palabras y gestos intrínsecamente conexos entre sí». Precisamente por esta unidad el Papa Juan XXIII, que tenía una gran devoción a san José, estableció que, en el Canon romano de la Misa, memorial perpetuo de la redención, se incluyera su nombre junto al de María, y antes del de los Apóstoles, de los Sumos Pontífices y de los Mártires.”

Demos todos gracias también a San José, por su sí a Dios.

Agradezco a todos ustedes la paciencia en estos 4 encuentros, ya que descubrir y conocer a una persona lleva tiempo, aun mas cuando esta persona no dijo nada.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

San José, ruega por nosotros.

Alabado sea Jesucristo

 

Cita

Punto Focal

Mateo 1,20-21

Dios se le manifestó a José, le da una misión y le hace parte de la salvación.

Mateo 1,22-24

José acogió lo mandado por Dios para que se cumpliera lo anunciado.

Lucas 2,15-17

José presente en los cruciales acontecimientos de Jesús como niño

Mateo 2,13-14

José ejerce su papel como protector de la Familia de Nazareth

Mateo 2,19-22

José obediente en su misión.

Lucas 2, 41-51

Ultima aparición de José

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA REDEMPTORIS CUSTOS DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II SOBRE LA FIGURA Y LA MISIÓN DE SAN JOSÉ EN LA VIDA DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

 

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Guillermo Salgado, Catequista

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