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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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El Sagrado Corazón de Jesús quiere reinar en nuestros hogares mediante su imagen bendecida.
INTRODUCCIÓN
Consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús significa entregarse a Jesucristo, dedicándole de nuestras vidas, hogares y bienes espirituales y materiales, pues las hemos recibido de infinita generosidad.
Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un acto serio y bien meditado, que implica ponerse al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Se llama también entronización, porque pones un trono real en tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir por amor.
Darle el lugar que le corresponde al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra familia, es tratar de que todo lo que se haga y se viva, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes, se ofrezca al Señor para la redención de la propia familia y del mundo.
Pasos para la Entronización
Elíjase para la ceremonia de entronización o renovación, un día con un significado especial para la familia (el aniversario de bodas, por ejemplo), o el día de una fiesta litúrgica apropiada.
Cuando la entronización la hace un sacerdote, primero se hace la bendición de la casa, de un modo parecido a este:
Oremos
Oh Señor, Dios Altísimo, bendice + esta casa. Reine en ella la salud, castidad, victoria sobre el pecado, fortaleza, humildad, mansedumbre y bondad de corazón, observancia plena de tu ley y gratitud por todos tus beneficios. Y permanezca siempre esta bendición sobre esta casa y sobre quienes la habitan, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Cuando resulte imposible la presencia del sacerdote, la imagen deberá ser bendecida previamente por un sacerdote.
Si la entronización la preside un sacerdote, la familia se coloca frente a la imagen. El sacerdote, con alba y estola blanca, comienza la bendición.
Oremos
Omnipotente y sempiterno Dios, te rogamos que en tu bondad bendigas y santifiques esta imagen en honor y memoria del Sacratísimo Corazón de tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, para que, siempre que miremos sus apariencias con los ojos del cuerpo, podamos con los ojos de la mente meditar su santidad y ser llevados a imitar sus obras. Todos quienes en su presencia procuren honrar y servir humildemente a tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, por sus méritos e intercesión, puedan alcanzar de Ti la gracia en la vida presente y la gloria eterna en la vida por venir. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Luego el sacerdote rocía la imagen con agua bendita.
Luego, el padre de familia coloca la imagen del Sagrad
Como expresión explícita de adhesión a la fe profesada en la Iglesia Católica, todos en la familia rezan el Credo, de pie y en voz alta.
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación,
bajo del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó, de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos,
y su Reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa,
católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los
Quien preside la entronización dirige unas palabras a los presentes en donde destaca:
A continuación los presentes rezan la siguiente consagración.
¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, Tú manifestaste a santa Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes por las cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá para Ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente recepción de la Eucaristía.
Dígnate, oh Corazón Divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados, santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas. Si alguna vez alguien de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh Corazón de Jesús, que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.
Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el cielo, podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.
Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca san José presentarte esta consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida. Amén.
¡Viva el Corazón de Jesús nuestro Rey!
Por ser una entronización familiar, se rezar un Padrenuestro, un Avemaría, y el Gloria por los familiares ausentes y difuntos.
Si parece oportuno, los niños rezan la siguiente oración:
Oh Corazón de Jesús, Corazón de nuestro mejor amigo y nuestro Rey. Tú que has sido colocado en tu trono en esta casa, para que siempre vivas con nosotros, dinos aquellas mismas palabras: «Dejad que los niños vengan a Mí» (Mc 10, 14).
¡Míranos, Oh Corazón de Jesús!, arrodillados a tus pies. Te prometemos ser obedientes y respetuosos, como Tú lo fuiste con la Virgen María y san José en la pequeña casa de Nazaret, para que podamos crecer en virtud y en sabiduría según nuestra edad.
Corazón de Jesús, Tú quieres también poseer nuestros corazones, pues dijiste: «Hijo mío, dame tu corazón». Nosotros queremos consolarte con nuestro amor, por todos los que no te conocen o no quieren amarte. Jesús, amigo de los niños, recibe nuestros corazones, hazlos puros, santos y felices. Recibe también nuestros cuerpos, nuestras almas, y toda nuestra voluntad.
¡Nos consagramos a Ti ahora y por siempre!
Sé Tú sólo nuestro Rey. Todos nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras oraciones, los consagramos a ti, nuestro amigo y nuestro Rey.
Todo es tuyo, Oh Sagrado Corazón de Jesús.
Los niños pueden recitar un poema o canción en honor del Sagrado Corazón, los más pequeños pueden hacer un dibujo.
Quien preside la entronización hace una oración final. Se recomienda realizar un certificado de entronización, el cual debe ser firmado por el miembro de la familia que preside. Este certificado sirve para recordar solemnemente la fecha en que fue entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el hogar para que la familia lo conmemore cada año.
Para la renovación puede usarse la fórmula hecha el día de la consagración de la familia, u otra como la siguiente:
Dulce Salvador, postrados humildemente a tus pies, renovamos la Consagración de nuestra familia a tu Divino Corazón. Sé por siempre nuestro Rey; tenemos plena y total confianza en Ti. Llene tu espíritu nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras, y nuestras obras. Bendice nuestras empresas. Sé parte de nuestras alegrías, de nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos. Haznos conocerte mejor, amarte más, y servirte sin falta. De un extremo al otro de la tierra resuene el grito: «¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y en todo lugar el Corazón triunfante de Jesús!» Amén.
Se sugiere hacer la renovación los primeros viernes de mes después de la comunión y en el aniversario de la primera entronización