REFLEXIÓN PARA EL LUNES SANTO

Jesús atado a la columna

P. David Roa

Oremos por los privados de libertad, los cautivos, los que viven esclavos de los vicios, los que no tienen libertad.

Desde hace un tiempo he venido acompañando a la parroquia San José de Chacao, con sus tradiciones hermosas que reflejan la fe de un pueblo. En medio de eso los sacerdotes seguimos aprendiendo constantemente, nosotros que hemos escogido seguir a Cristo de una manera radical, pues creo que a lo largo de los años de formación sacerdotal se observan y estudian muchas cosas, y me atrevo a decir  sin temor a equivocarme que se aprende a ser sacerdote junto al pueblo, pues en medio de la comunidad parroquial seguimos en formación. Digo todo esto porque el Lunes Santo tal vez pasa en medio de la Semana Santa como un día donde no hay nada resaltante, a diferencia del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo y la esperada Vigilia Pascual.

Llegar a Chacao y ver la procesión de Jesús atado en la columna con la imagen tan bella que tenemos en nuestro templo me enseñó desde otra óptica la pasión del Señor, pues me dejó sorprendido la primera vez que la vi, de hecho el primer año que estuve en la parroquia me sumé a los cargadores para apoyar con la imagen de Jesús atado en la columna; ver a Cristo de esa manera me interpeló pues ver su rostro adolorido, ver sus heridas, sus manos atadas como aquel que sufre siendo inocente, pagando una culpa que no es de él sino de todos nosotros, tal vez o a lo mejor podemos decir, que eso paso hace más de dos mil años, pero cometemos un error pensando así, ya que cada vez que somos infieles a sus Palabras de vida eterna, cada vez que somos malos con nuestra propia familia, cada vez que nos dejamos llevar por los vicios y cuando ofendemos al prójimo seguimos amarrando a Cristo en la columna para azotarlo con nuestras malas acciones.

Es un referente verdadero esta imagen hacia mí como cristiano, pues somos muy mal agradecidos con el sacrificio de nuestro hermano mayor para que alcanzáramos la felicidad.

Entonces queda de nosotros en esta semana santa 2020 que nos tocó vivirla en nuestras casas, y digo “toco” porque nadie quiere esto, ni tampoco lo pidió, es para muchos un martirio o una incomodidad. Creo que deberíamos darnos por los dientes con una piedra cuando pensemos eso, pues Cristo siendo Dios no se rindió en medio del suplicio que es mucho mayor que el que nosotros podamos hacer, aunque el mundo diga otra cosa.

Quiero invitarte en este Lunes Santo a mirar la imagen de Jesús atado a la columna y observándola dile: Señor aquí estoy, arrepentido de mis pecados y todo lo malo cometido. Soy yo quien debe estar en tu lugar como un prisionero pagando mis culpas y mis ofensas; Señor gracias, por tanto, te ofrezco mis sufrimientos para el bien de mi prójimo y mi propia santificación, ayúdame a vencer todo lo malo en especial el miedo que siento en estos momentos, a ti sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Pbro. David Roa

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