REFLEXION PARA EL MIERCOLES SANTO

Jesús el Nazareno

P. David Roa

Oremos por los que sufren en su cuerpo y en su espíritu, en especial por los que padecen enfermedades terribles como el cáncer y ahora por el covid-19.

Hoy es miércoles santo, es la mitad de la semana mayor y en este día podemos ver muchos devotos al Nazareno. Aquí en Caracas lo llamamos Nazareno de San Pablo porque pertenecía a la iglesia San Pablo derribada para construir luego la iglesia a santa Teresa, hoy bien conocida como basílica santa Teresa. En Apure vemos al Nazareno de Achaguas, otra devoción de gran alcance entre los fieles. En fin, cada miércoles santo nuestros templos se rebosan de fieles que con sus oraciones llenas de fe y devoción alegran el ambiente religioso de cada templo en nuestro hermoso país.

Cuando se pagan promesas al Nazarenos estoy más que convencido que a nuestro Señor le agrada una conversión sincera del corazón, pues si me coloco el manto purpura cumpliendo mi promesa también debo ser mejor ciudadano, mejor ser humano, mejor cristiano. Si esto no sucede así, no cambiamos de nuestras malas acciones y somos constantes en nuestra fe, pero en si hacer las cosas malas, las que no agradan al señor terminamos siendo como los fariseos, que tanto criticaba Jesucristo y los mismos que cargaron sobre Él la cruz y lo mataron.

Ahora bien, les invito a meditar como cristianos seriamente en este año que nos ha tocado quedarnos en casa y no poder ir al templo a ver la imagen del Nazareno, meditemos sobre esta devoción, pues particularmente veo muchos fieles el miércoles santo y eso está bien y me alegra mucho; pero por otra parte lo que me interpela cada día del nazareno es que no se ven el resto del año la mayorías de estos devotos en las celebraciones litúrgicas, al contrario desaparecen, cosa que pone a cualquier sacerdote triste y al mismo Cristo ni se diga. Pareciera que prefieren a un Cristo sufriente y no quieren resucitar con Él, recordemos las palabras de San Pablo cuando nos dice “Si Cristo no hubiese resucitado en vano seria nuestra fe” (1 Cor 15,14). Entonces, queda preguntarnos muy seriamente nuestra fe ¿de qué depende? ¿De un Cristo resucitado?, o ¿solo es una fe de semana santa o una fe de Miércoles Santo? Esto me ha llamado la atención a lo largo de mi formación en el seminario y como ministro ordenado. Creo que debemos en esta Semana Santa que nos tocó vivir en cuarentena, interpelarnos y reflexionar muy seriamente sobre nuestra fe.

Deseo de corazón que todos mejoremos, el Nazareno también lo quiere y lo desea cada año al cargar la cruz por todos nosotros. Ciertamente el Nazareno nos cuidará y sanará, pero el mejor pago de promesas es la conversión de corazón. Dios te invita ser coherente y que no solo lo visites una vez al año, sino que cada domingo vengas a su Casa a compartir la Palabra de Dios y la Santa Eucaristía con tu familia. Eso es pagar con amor lo que con amor se te dio.

Por eso hoy desde tu casa te invito a orar conmigo diciendo: Señor mío y Dios mío que por nosotros cargaste una cruz pesada, porque pesados son nuestros pecados. Te ruego me perdones por mi falta de fe, por tener una fe cómoda o solo recordarte una vez al año, quiero Señor realmente cambiar de vida, renovar mi fe día tras día y que tu amor demostrado en la cruz yo lo manifieste en cada lugar donde me encuentre, porque soy testigo de los milagros que has hecho en mi vida. Gracias Señor por tu amor por mí. Amén.

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