La Ascensión y el Día de las Madres: signos que nos muestran estar llamados a la esperanza.

Celebramos hoy la Solemnidad de la Ascensión del Señor, un acontecimiento que marca el final de la presencia visible de Jesús en la tierra y el conocimiento de su reinado eterno a la derecha del Padre. En este día, también celebramos el Día de las Madres, honrando a aquellas mujeres que nos han dado la vida, el amor y el apoyo incondicional.

Por ello, en la primera lectura de hoy, el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos narra el relato de la Ascensión del Señor. Jesús, después de resucitar de entre los muertos, se aparece a sus discípulos en numerosas ocasiones y les da instrucciones sobre el Reino de Dios. Finalmente, ante sus ojos, asciende al cielo, prometiéndoles que volverá un día.

Este pasaje nos recuerda que Jesús no nos ha abandonado. Él está vivo y reina a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros. Su ascensión al cielo significa que ha completado su misión en la tierra y que ahora está preparando un lugar para nosotros en su casa eterna, mientras nos acompaña en este mundo con una presencia que es invisible a la vista.

En la segunda lectura, la carta del apóstol Pablo a los Efesios nos habla de la riqueza de la gloria de Dios y de la esperanza que tenemos en Cristo. Pablo pide a Dios que ilumine los ojos del corazón de los efesios para que puedan comprender la grandeza del poder de Dios que actúa en aquellos que creen.

Este pasaje nos invita a poner nuestra esperanza en Dios. Él es poderoso y misericordioso, y siempre está dispuesto a ayudarnos en nuestras necesidades. La Ascensión del Señor es una señal de su victoria sobre el pecado y la muerte, y nos da la esperanza de que un día podremos estar con él en el cielo.

La Ascensión del Señor es un acontecimiento que llena de esperanza a los cristianos. Nos recuerda que Jesús está vivo y que un día volveremos a estar con él en el cielo. Que esta celebración nos inspire a vivir nuestra fe con alegría y compromiso, y a ser testigos del amor de Dios en el mundo.

Muestra de ello es que en el Evangelio de hoy, San Marcos nos narra las últimas palabras y acciones de Jesús antes de subir al cielo. Él encomienda a sus discípulos la misión de predicar el Evangelio a toda la creación, prometiéndoles que estarán acompañados por el poder del Espíritu Santo.

Al igual que las madres que acompañan a sus hijos en sus primeros pasos, Jesús acompaña a sus discípulos con una presencia física en este nuevo camino. Él les da la fuerza y la sabiduría que necesitan para llevar adelante su misión, la cual no es solo para un grupo selecto, sino para «toda la creación»; ahora con, una presencia que no se capta con los sentidos sno desde fe.

Reconocer que estamos acompañados por Jesús desde la fé, nos puede recordar la  Campaña Vocacional 2024, que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vocación y a considerar la posibilidad de consagrar nuestra vida al servicio de Dios y del prójimo. Al igual que los apóstoles, cada uno de nosotros ha sido llamado por Dios para una misión específica; oremos por las vocaciones, para que seamos cada vez más los cristianos que aceptan dar testimonio de Jesús que está con nosotros en el camino de la vida-

Este testimonio daría vida a la convocatoria del Papa Francisco al Jubileo de 2024, la cual nos invita a «redescubrir la esperanza en los signos de los tiempos». En este mundo marcado por el dolor y el sufrimiento, es importante encontrar motivos para la esperanza. La esperanza, como nos recuerda el Papa, «no es una ilusión, un sueño, una utopía. La esperanza es una realidad que ya está presente en nuestro mundo y que se nos ofrece en Jesucristo».

Las madres, con su amor y dedicación, son un signo de esperanza para el mundo. Ellas nos enseñan el verdadero significado del amor, la entrega y la generosidad. En este Día de las Madres, valoremos y agradezcamos a todas las madres por su invaluable contribución a la sociedad.

Que la celebración de la Ascensión del Señor nos inspire a seguir el ejemplo de Jesús y a llevar su mensaje de amor y esperanza al mundo. Que la Campaña Vocacional 2024 nos anime a discernir nuestra propia vocación y a responder al llamado de Dios. Y que las palabras del Papa Francisco nos motiven a redescubrir la esperanza en los signos de los tiempos, especialmente en el amor y la entrega de las madres.

Amen.

Diácono Thomas Chacón