La Santidad, el llamado de todo bautizado (2)

“La fe es fundamento de las cosas que se esperan, prueba de las que no se ven. Por ella los antepasados han recibido un testimonio.”

Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que las cosas visibles llegaron a la existencia a partir de lo invisible.

“Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín; por ella fue declarado justo al aceptar Dios sus ofrendas.”

“Por la fe, Henoc fue arrebatado para que no viera la muerte, y no se le encontró, porque Dios se lo había llevado…”

Por la fe, Noé, prevenido por Dios acerca de lo que aún no se veía, construyó con religioso temor un arca para la salvación de su familia..”

“ Por la fe, Abrahán obedeció al “ser llamado para ir al lugar que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde marchaba.”

Vemos que la Fe es fundamental para que haya complacencia de Dios con los hombres, ya que esa fe, lleva al ser humano a cumplir lo que Dios ha mandado y asi recibir el premio prometido.

En la vida de los Santos, vemos grandes demostraciones de fe. Lo vemos en los grandes sacrificios que hicieron, largas caminatas, incansables trabajos, grandes periodos de hambre, sed, incomodidades, pobreza extrema y enfermedades persistentes que les acompañaron durante gran parte de su vida.

Dentro de aquellas tribulaciones, ellos encontraron La Paz que solo se puede encontrar en Dios, cuando se tiene fe.

“Por la fe, peregrinó por la tierra prometida como en tierra extraña, y habitó en tiendas, igual que harían Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas”

“En la fe, murieron todos ellos, sin haber conseguido las promesas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y reconociendo que eran peregrinos y forasteros en la tierra.”

Se nos ha dicho que estamos en este mundo como peregrinos, que estaremos en un breve periodo de tiempo y después nos encontraremos con nuestro creador o puede ser que no, según nuestras acciones.

Hemos aprendido en la Iglesia que, según nuestras acciones, seremos poseedores de un “cetro” y una “corona”, como decía San Pablo, pero también nos han enseñado, que podríamos perder todo eso.

Todos los santos han tenido eso muy claro y han luchado, cada uno su propia batalla, para vivir y agradar al Señor y poder encontrarse en algún momento con El y verlo cara a cara.

La Iglesia declara Santos, a aquellos que por sus virtudes heroicas o por su martirio, por defender y querer vivir su fe. Que gran ejemplo para todos.

“Y aunque todos recibieron alabanza por su fe, no obtuvieron sin embargo la promesa. Dios había previsto algo mejor para nosotros, de forma que ellos no llegaran a la perfección sin nosotros.”

Con Cristo, con su pasión, cruz y resurrección, se abre el cielo para todos aquellos que acogen el mensaje y lo viven.  En nosotros también hay una “pasión” que debemos vivir para después gozar de la redención de Jesús.

Hebreos 12,1-3

“Por consiguiente, también nosotros, que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, sacudámonos todo lastre y el pecado que nos asedia, y continuemos corriendo con perseverancia la carrera emprendida: fijos los ojos en Jesús, iniciador y consumador de la fe, que, despreciando la ignominia, soportó la cruz en lugar del gozo que se le proponía, y está sentado a la diestra del trono de Dios. Por eso, piensen atentamente en aquel que soportó tanta contradicción por parte de los pecadores, para que no desfallezcan ni decaiga su ánimo.

Para buscar la santidad, hay que limpiarnos del sucio del mundo, deslastrarnos del peso del pecado, de todo aquello que le desagrada a Dios.

Hebreos 12,4-6

“No han resistido todavía hasta la sangre al combatir contra el pecado y han olvidado la exhortación dirigida a ustedes como a hijos:

Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor,

ni te desanimes cuando Él te reprenda;

porque el Señor corrige al que ama

y azota a todo aquel que reconoce como hijo.”

Dios corrige como hace un padre a un hijo, solo con la corrección, el hijo aprende 2 cosas: Que es lo que está bien y que es lo que está mal y otra muy importante: Que tiene un padre que le ama y por eso le corrige.

1 corintios 11,1

“Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, y a todos los que invocan en todo lugar el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor suyo y nuestro: gracia y paz a ustedes de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.”

San Pablo hermosamente llama santos a todos aquellos que acogieron la palabra de Jesús y que les fue transmitida.

Poniendo a en primer plano a Dios nuestro Padre y a Jesús como nuestro Señor.

Si decimos que Jesús es nuestro Señor, estamos aceptando que el guiará nuestras vidas, nos llevará como “capitán a puerto seguro”. Si entregas tu vida al Señor, estarás bajo su protección y buscando vivir tu vida a imitación de Cristo, lograrás la Santidad.

Efesios 1,22

“Todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyó cabeza de todas las cosas en favor de la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud de quien llena todo en todas las cosas.”

San Pablo habla lo que Dios mismo hizo por Jesús y por la Iglesia, quien es la que te acoge, te enseña, te corrige, te da los Sacramentos de Salvación y te prepara para tu encuentro con el Señor.

Demos Gloria a Dios por la Iglesia.

La Santidad como aspiración de todo cristiano. Su valor para esta vida y la futura.  

Cita

Objeto

Hebreos 11,4-ss

Los hombres justos.  

Seguir el modelo de los Santos.

Hebreos 12,1-3

Conclusión sobre la santidad

1 corintios 11,1

Invitar a los santos

Efesios 1,22

Donde los santos consiguen su plenitud

 

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