Jueves Santo

¿Acaso seré yo, Maestro?

Para muchos, el personaje de Judas representa más al traidor que al discípulo. Algunos prefieren pensar que nació únicamente para traicionar a Jesús, pero esto no es así. Judas fue elegido entre miles de seguidores y enviado, al igual que los otros discípulos. También anunció el evangelio, expulsó demonios y realizó otros milagros. Los evangelios narran que los discípulos regresaron alegres por todo lo que habían hecho.

¿En qué momento se perdió Judas? Cuando dejó de seguir el plan que Dios tenía previsto para Jesús y optó por un camino propio, un proyecto totalmente contrario al de Cristo. Aquí encontramos el primer error: ponerle precio a Jesús, 30 monedas de plata. Sin embargo, tras este acto, en lugar de buscar corregir su error, Judas lo empeoró. Intentó comprar a Jesús, como si se tratara de un objeto.

Ante esta situación, ¿Cuál es nuestra actitud? ¿Somos capaces de reconocer el plan de Jesús en nuestras vidas, o simplemente queremos que Él se amolde a nuestras exigencias? ¿Podemos preguntarle al Señor: «¿Acaso soy yo, Maestro? ¿Soy yo quien debe tomar la cruz y dar la vida por mis hermanos? ¿Soy yo quien debe dar el ejemplo de servicio desde el amor y la entrega? ¿Soy yo, Maestro, quien debe gritar: ‘Envíame a mí, Señor, a hacer tu voluntad’? O, en cambio, ¿diremos: ‘¿Cuánto me das si les entrego a Jesús?’?

Que esta Semana Santa nos permita entender y comprender que el plan que Dios tiene preparado para nosotros va más allá de nuestro entendimiento. Solo necesitamos creer y esperar.

Dios es bueno.