DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO, Ciclo C

Remar mar adentro, lanzar las redes y dejar que el Señor haga el milagro.

El Evangelio de Lucas nos presenta la historia de la pesca milagrosa en el lago de Genesaret. Jesús, al ver a unos pescadores que habían estado pescando toda la noche sin éxito, les pide que vuelvan a intentarlo. A pesar de su cansancio y frustración, los pescadores confían en Jesús y lanzan sus redes nuevamente. Para su sorpresa, la cantidad de peces es tan grande que las redes casi se rompen.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre varios aspectos:

* La fe y la confianza en el Señor: Los pescadores, al obedecer a Jesús y volver a pescar a pesar de su experiencia negativa, demuestran su fe y confianza en él. Esta actitud es fundamental para experimentar los milagros y las bendiciones de Dios en nuestra vida.

* La humildad y el reconocimiento de la propia limitación: Pedro, al ver la gran cantidad de peces, reconoce su pecado y su indignidad ante la presencia de Jesús. Esta humildad es esencial para acercarnos a Dios y recibir su gracia.

* El llamado a seguir a Jesús: Después de la pesca milagrosa, Jesús llama a Pedro y a sus compañeros a ser «pescadores de hombres». Este llamado nos invita a todos a seguir a Jesús y a compartir su mensaje de amor y salvación con los demás.

* La abundancia de la gracia de Dios: La pesca milagrosa es un signo de la abundancia de la gracia de Dios, que siempre está dispuesta a darnos más de lo que pedimos o esperamos.

En resumen, este texto sagrado nos enseña sobre la importancia de la fe, la humildad y la confianza en Jesús. Nos invita a seguirlo y a compartir su amor con los demás, confiando en su gracia y en su poder para obrar milagros en nuestra vida.

Remar mar adentro de nuestros corazones y lanzar las redes en nombre de Jesús y así por la gracia de Él podremos realizar una pesca milagrosa de todo lo bueno que hay en nosotros a pesar de nuestras limitaciones.

Dios es bueno.