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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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Pbro. Thomas Chacón
Las lecturas de este domingo nos pueden invitar a profundizar en dos conceptos fundamentales para nuestra vida cristiana: la santidad y la justicia (Cf. Ef 4,24). Estas lecturas, tomadas de Juan, Éxodo y Efesios, nos presentan un panorama amplio y profundo sobre cómo alcanzar la santidad y vivir en justicia.
En el Evangelio de Juan, Jesús se presenta como el «pan de vida». Los judíos, recordando el maná que Dios les proporcionó en el desierto, y la multiplicación de los panes y peces, buscan en Jesús un alimento físico y temporal que sea dado sin esfuerzo.
Sin embargo, Jesús revela que Él es el alimento espiritual que sacia el hambre más profunda del alma: el anhelo de Dios que llena todo y lleva al impulso de hacer justicia en obtener con nuestro trabajo los medios materiales para vivir con dignidad y fraternidad.
En cuanto a la santidad, en este contexto, no es una mera moralidad o un conjunto de reglas, sino una profunda relación con Dios. Al alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de Cristo con su Palabra, en la oración y en la Eucaristía, recibimos su vida y somos transformados desde dentro. La santidad se convierte así en un proceso de crecimiento en la gracia, en una configuración cada vez más profunda con Cristo.
En la primera lectura, tomada del libro del Éxodo, encontramos el relato de cómo Dios provee de maná al pueblo de Israel en el desierto. Este episodio nos recuerda que Dios es nuestro proveedor y que debemos confiar en Él; porque siempre es posible encontrar oportunidades, hasta en el vacío de un desierto; siempre que se tome en cuenta el trabajo, por ser parte integrante de la vida humana.
La justicia, en este sentido, está ligada al trabajo porque es justo ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, pero también es justo que todos tengan oportunidades a los recursos necesarios para vivir dignamente. La búsqueda de la justicia nos lleva a cuestionar las estructuras sociales injustas y a trabajar por un mundo donde la dignidad humana reine.
En la carta a los Efesios, San Pablo nos invita a renovar nuestra mente y a revestirnos del hombre nuevo, creado a imagen de Dios. Este llamado a la santidad implica un cambio radical de vida, una muerte al pecado y una resurrección a una nueva vida en Cristo.
La santidad y la justicia están estrechamente relacionadas. Al vivir en santidad, nos convertimos en instrumentos de justicia en el mundo. La santidad nos impulsa a buscar el bien común y a defender a los más débiles. La justicia, a su vez, nos ayuda a vivir en santidad, ya que al actuar con justicia estamos viviendo conforme a la voluntad de Dios dando a cada quien lo que le corresponde.
Queridos hermanos y hermanas, la santidad y la justicia son dos caras de la misma moneda. Al buscar la santidad, nos acercamos a Dios y nos transformamos en su imagen y semejanza. Al vivir en justicia, contribuimos a construir un mundo más humano y fraterno en donde cada quien puede desarrollar los talentos que tiene.
Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos guíe en este camino de santidad y justicia. Que, al igual que los primeros cristianos, podamos decir: «Hemos dejado atrás el hombre viejo, con su manera de vivir, que se corrompe por los deseos engañosos, y nos hemos revestido del hombre nuevo, creado a imagen de Dios, en una justicia y santidad verdaderas» (Ef 4,24). Amen
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