DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO, Ciclo B

Saber escuchar al Maestro

Diácono Freddy Obregón

El día de hoy se nos presenta un evangelio que nos debe llamar a una reflexión profunda. Jesùs va caminando con sus discípulos pero no quiere encontrarse con más nadie, quiere un momento de intimidad con ellos, para expresarles lo que siente, quiere manifestarles todo lo que tiene y le puede estar inquietando, quiere y desea abrirles su corazón por los acontecimientos que están por sucederle. Sin embargo sus discípulos no le entienden y desvían su atención a otra cosas banales, y aparece el «ser» que tanto daño nos hace en miles de ocasiones. No se han dado cuenta lo que les quiere decir el Maestro porque no lo han sabido escuchar, y así nos pasa a nosotros, que no sabemos escuchar y antes de que termine una frase ya estamos respondiendo sin antes esperar a que la persona termine de expresarla.

Si por un momento nos detuviéramos a pensar qué sería de un paciente si el doctor no escucha primero cuáles son sus dolencias, o un docente si no escucha sus estudiantes, o un esposo o esposa que no se escuchan entre sí. El detalle es que muchas veces el escuchar significa también encontrarnos con la verdad, y en ocasiones la verdad nos incomoda, porque nos pone de frente con nuestra realidad, incluso hasta con el sufrimiento.

El autor sagrado nos regala este hermoso pasaje del evangelio precisamente para hacernos pisar tierra y así poder reconocer al maestro cuando nos habla. Y  el Señor en su pedagogía nos va enseñando y deja a un lado lo que Él les estaba diciendo y les habla sobre los que ellos conversaban, deja a un lado su tema para tomar el tema de ellos, pero sin dejar de enseñarles, ¿Ustedes quieren ser primero? Sepan que entonces deben hacerse servidores de todos en todo. ¿Quieren tener poder? Pues un poder sin servicio no es poder sino tiranía. ¿Quieren ser reconocidos? Háganse como niños, porque el poder se manifiesta en el amor, porque cuando se tiene el poder de amar se puede transformar la vida de una persona y de una sociedad.

Qué hermosa lección de humildad nos regala el Señor el día de hoy. Ahora la pregunta que debe resonar en nuestros corazones debe ser ¿Para qué quiero ser el primero? ¿Estoy dispuesto a hacerme el servidor de todos en todo?

Saber escuchar va más allá de una simple postura corporal o de una intención; saber escuchar es abrir no solo el entendimiento sino también el corazón, es reconocer en el otro la necesidad de expresar sus emociones y sentimientos, es saber esperar en silencio para saber dar respuestas o simplemente hacer silencio para acompañar y hacernos más cercanos.

Que el señor nos ayude a abrir nuestros oídos y nuestros corazones y así no perdernos en banalidades.

Dios es Bueno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *