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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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Diácono Freddy Obregón
El evangelio de hoy nos presenta de una manera muy singular y particular a una persona que posee mucho dinero y sin embargo sentía que con todo lo que tenía, aún así, le hacía falta algo. Y es interesante porque reconoce lo que le hace falta, sin embargo no sabía cómo obtenerlo, hasta el punto de preguntarle al Maestro qué tiene que hacer para ganarse el cielo. Es importante resaltar que este hombre reconoce al Señor, sabe que viene de parte de Dios, incluso se arrodilla ante Él y le pregunta.
Su interrogante denota un interés particular por obtener la vida eterna. Ante esta pregunta el Señor lo hace pisar tierra y le habla sobre lo que debe hacer, cumplir los mandamientos: no matarás, nos robarás, no cometerás adulterio, entre otros; estos mandamientos que lo vinculan a los demás, a los hermanos, no le menciona los mandamientos que hacen presente el amor de Dios. Ante esta posición que el Señor le da a este joven, el muchacho responde claramente que ha cumplido con estos mandamientos durante toda su vida.
El Señor lo mira con cariño porque entiende que no ha comprendido lo que Él le está planteando, y eleva a otro nivel la conversación diciéndole «anda vende todo lo que tiene y dáselo a los pobres y luego ven y sígueme». Una vez más Jesús pone en el escenario al prójimo, a la persona y aún así no entiende que cuando tú das al otro, cuando tú tienes un gesto de amor, cuando tú tienes un gesto de cercanía con el otro, te acercas a Dios, y se va triste, muestra clara de la avaricia y del apego a lo material.Podemos ver dónde está su corazón.
Muchas veces queridos hermanos a nosotros nos pasa lo mismo. Nos aferramos a cosas sin sentido, a objetos y a tradiciones que nos alejan de Dios, del prójimo, porque no entendemos que nada de lo que tenemos nos lo vamos a llevar cuando partamos de este mundo, que lo único que nos podemos llevar son nuestras buenas o malas acciones. Por eso este evangelio nos viene a situar a en lo importante que es tener una riqueza en el cielo y no en la tierra.
El cielo ciertamente es gratis porque el señor ya lo ha comprado con su sangre, pero para que nosotros podamos alcanzarlo tenemos que ponernos en camino. El hecho de que tengamos una entrada gratis a un concierto de música, por ejemplo, no significa que lo vayamos a disfrutar a menos que nos alistemos, nos preparemos y vayamos a ese concierto. Pues así pasa con el cielo queridos hermanos, así pasa con la vida eterna, el Señor ya la alcanzó por nosotros, para que al aceptarlo a él y buscándolo podamos encontrar el camino que nos lleva y nos conduce a este cielo, a esta vida eterna, a este encuentro con el amado, a este encuentro con Dios.
Que el Señor nos permita el día de hoy preguntarnos a nosotros mismos dónde tengo mis afectos, dónde tengo puesto el corazón, cuál es mi mayor riqueza a la cual estoy apegado. Que Dios nos permita entender esto de dejarlo todo por él para asegurarnos un tesoro en el reino de los cielos.