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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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Diácono Freddy Obregón
Gloria y vanagloria no son lo mismo, y menos aún desde la perspectiva cristiana, como se nos presenta en el evangelio de hoy. Santiago y Juan, dos discípulos muy insignes, se acercan a Jesús para hacerle una solicitud que consideran importante. Casi como si fuera una orden, le piden al Maestro que les conceda ser ubicados en un puesto de distinción: uno a su derecha y otro a la izquierda. Esta solicitud denota un deseo de ser reconocidos.
Sin lugar a dudas, estos discípulos no sabían realmente lo que estaban pidiendo. Sin embargo, el Señor les invita a entrar en una dinámica de conversión. No se trata de un puesto en la gloria, sino del servicio en el amor. Jesús les habla con claridad: “Ustedes pasarán por la copa y el bautismo que yo voy a recibir, pero no me toca a mí asignar puestos, que además ya están reservados”.
Los discípulos tuvieron que pasar por un proceso de diálogo, guiado poco a poco por el Maestro. En este camino, Jesús les enseña que el reino de los cielos y la vida eterna se consiguen a través de la humildad y el servicio a los demás. ¿Quieres ser el más importante? Hazte el esclavo de tu hermano. Y nos da su ejemplo: “Yo vine a servir, no a ser servido”.
Cuántas veces nosotros pretendemos ser más que los demás, incluso hasta el punto de humillar al otro por la soberbia que invade nuestro corazón. Cuántas veces, al recibir un cargo, pensamos que viene con un látigo incluido, que nos capacita para ser tiranos de quienes están bajo nuestra responsabilidad.
La invitación de este domingo es a buscar la gloria de Dios a través del servicio y la humildad. Que el Señor aleje de nosotros esos sentimientos de vanagloria y transforme nuestros corazones para que podamos ser humildes constructores del reino de Dios. Dios es bueno.