LA SANTIDAD, EL SECRETO DE MUCHO AMAR

En la reflexión pasada veíamos como el llamado a la santidad es para todos sin excepción. Dios siempre llama, y nos llama porque nos ama y quiere que nos santifiquemos, “esta es la voluntad de Dios, que sean santos.” (1 Tes 4,3). San Luis María Grignion de Montfort en su libro “El Secreto de María”, lo describe de una manera muy hermosa, “Tu verdadera vocación es adquirir la santidad. A ello debes orientar todos tus pensamientos, palabras y obras, los sufrimientos y aspiraciones de tu vida. De lo contrario, resistes a Dios, dejando de hacer aquello para lo cual te ha creado y hasta ahora te conserva”.

Ya sabemos que somos llamados a la santidad, pero ¿Qué es la santidad?, El Papa Francisco nos dice que “la santidad no podemos hacerla nosotros solos porque es una gracia. Ser bueno, ser santo, ir dando todos los días un paso adelante en la vida cristiana es una gracia de Dios y debemos pedirla. Es un camino, que se debe hacer con coraje, con la esperanza con la disponibilidad de recibir esa gracia”.

Iniciamos entonces, recordando lo fundamental: La Santidad es una gracia, y como toda gracia hay que pedirla. Llama la atención como los santos definen la santidad, no hay una definición única, cada uno la define según la experiencia que vivió y muy probablemente según la gracia que estuvieron pidiendo a Dios.

San Juan Pablo II, dice que: “La aventura de la santidad comienza con un a Dios”, y eso mis queridos hermanos, es esa firme voluntad de querer hacer siempre la voluntad de Dios, porque “la santidad es hacer con alegría la voluntad de Dios. Para eso es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta fidelidad la que hace a los santos”.

Esa fidelidad a Dios radica en la certeza del gran amor que Dios nos tiene. Nos ama y nos ama mucho, y por eso desea que le amemos con todo el corazón; porque nos ama mucho, mucho desea ser amado por nosotros.

San Gregorio de Nisa escribe: “Bendita sea la flecha que introduce en el corazón al mismo Dios que la lanza”. Cuando Dios comunica su amor a una persona, es como si hiciera penetrar en su corazón una flecha de fuego, y con ella comunica un rayo de luz y una gracia especial que capacita para conocer su bondad, el amor que nos tiene y su deseo de ser amado por el hombre.

Conviene recordar en este momento las palabras de Santo Tomás de Aquino, “La Santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar. La Santidad es un secreto: el secreto de mucho amar”. ¿Quieres alcanzar la santidad? Ama, ama sin medida; ama a Dios por encima de todas las cosas y en consecuencia amarás a los demás y todo cuanto hagas lo realizaras por amor. El que ama es aquel que busca en todo agradar a Dios, el que ama es el que en todo momento ve una oportunidad para unirse más a Dios. “El que sabe amar  tiene un corazón sencillo, puro, sin suciedad, porque un corazón que sabe amar no deja entrar en su vida algo que atente contra ese amor, algo que lo debilite o lo ponga en riesgo.”(Gaudete et exsultate 83).

En una oportunidad conocí a una señora que vivía en un pueblo del interior del país, vivía en una casa muy sencilla, pero se notaba que todos en el sector la querían mucho, buscaba siempre con gran anhelo que su gente experimentara lo que ya ella había experimentado: el gran amor que Dios, y es por eso, siempre que hablaba con ella yo salía muy edificada y podía experimentar en ocasiones que era Dios mismo quien me hablaba. Con sus palabras siempre algo me quedaba muy claro: por lo que amaba a Dios, buscaba en todo agradarle aún con sus imperfecciones, limitaciones, todo lo hacía con la certeza de que haciéndolo era una manera de seguir amando a Dios. Era catequista en ese pueblo pequeño, no sabía leer, pero en ese deseo de responder al llamado de Dios y a la misión que le encomendaba no se frenó, el no saber leer no la limitó.

También recuerdo que le pregunte cómo hacía con los niños para darles la catequesis, y con una sonrisa me dijo que en cada clase un niño era el que leía la Palabra de Dios, así la meditaban, así Dios les hablaba al corazón y ella poco a poco se iba aprendiendo los versículos de la Biblia. Toda esa experiencia con esa señora yo lo resumo así: El que ama a Dios hace todo lo posible para alegrar y agradar a su Amado logrando por gracia de Dios que ese amor brote de su corazón hasta alcanzar a muchos más corazones.

Pudiéramos entonces decir que la Santidad es amar, porque“la Santidad no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer las ordinarias con Amor y Fe” (Papa Francisco). Se podrán hacer muchas cosas, “pero si no tenemos amor, de nada nos serviría” (1 Cor 13, 3).

Oración

Señor, en este día quiero pedirte la gracia de amarte como Tú mereces ser amado, de adorarte como mereces ser adorado, de alabarte y bendecirte a través de cada palabra, cada gesto, cada acción. No permitas que nada me aparte de ti. Recuérdame siempre que eres mi fortaleza, mi apoyo, mi recompensa, mi salud, mi amparo, mi amor y todo mi bien. Mueve mi corazón  a realizar todo por amor a ti y a mis hermanos. Te pido por intercesión de tu Madre, la Santísima Virgen María y de todos los santos y santas, me concedas la gracia de anhelar la santidad siempre y en todo lugar en lo más profundo de mi corazón.  Amén.

Laura Pastrán

3 comentarios en “LA SANTIDAD, EL SECRETO DE MUCHO AMAR”

  1. Excelente explicación de este tema (La Santidad y el Amor a Dios) Clara y sencilla, me gusta, gracias hermanos, sigan enviando estos temas. Que Dios los Bendiga y la Santísima Virgen Maria los cubra con su manto precioso….

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