Principales Servicios y Actividades
Bienvenido a este espacio donde podrás encontrar los principales enlaces e información sobre nuestras actividades
Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
Bienvenido a este espacio donde podrás encontrar los principales enlaces e información sobre nuestras actividades
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Oh, Espíritu Santísimo y digno de adoración,
hazme entender tu dulce y amable voz.
Quiero estar ante ti como una pluma ligera,
para que tu aliento me lleve a donde quiera
y yo no le oponga jamás la más mínima resistencia.
El día de la Anunciación, antes de dejar a María, el ángel Gabriel le dijo que su prima Isabel también había concebido un hijo, a pesar de su edad y que ya estaba en el sexto mes, a la que llamaban estéril. Al oír esto, María se fue a Judea, a casa de Isabel. Cuando se encuentran, el Espíritu Santo las visita y les hace comprender el momento que están viviendo. Las lleva a expresarse y glorificar a Dios.
En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”.
Y dijo María: “Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos”.
Con la información recibida del ángel, el Espíritu Santo impulsa a María a ir a ayudar a Isabel. María toma pues la decisión de ir a Judea; un viaje de casi una semana a pie. Prepara el viaje, no podemos imaginarlo de otro manera, en acuerdo con sus papás y su prometido José. El encuentro está lleno de emoción. Al recibir el saludo de María, Isabel, llena del Espíritu Santo, reconoce y expresa el asombro que le sobreviene a María. En su asombro, ella la llama «la madre de mi Señor». El niño al que ella lleva, el futuro Juan Bautista, se estremece en su interior. Vemos cómo las decisiones humanas, en sus cualidades humanas, son también las del Espíritu Santo. Creer en la Palabra de Dios y cumplirla es fuente de alegría y felicidad.
María, llena de alegría, exalta al Señor. Ella reconoce las maravillas que el Señor ha realizado en ella. Proclama que el Poderoso está lleno de misericordia, que es fiel, que está del lado de los pequeños y de los humildes. El Espíritu Santo la introduce ya en el Evangelio de las bienaventuranzas que Jesús proclamará: bienaventurados los pobres, los mansos, los pacíficos…
Podemos mirar nuestras vidas. Cuando hacemos el bien, nuestras acciones humanas, ¿no tienen una dimensión divina gracias al Espíritu que vive en nosotros y nos hace actuar?
Habla, Señor, que tu siervo escucha. Explícame los secretos de la vida.
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
María, mujer de la escucha, abre nuestros oídos:
haz que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús
entre las miles de palabras que hay en este mundo;
haz que sepamos escuchar la realidad en la cual vivimos,
a las personas que encontramos, sobre todo a las más pobres,
necesitadas y en dificultades. María, mujer decidida,
ilumina nuestro espíritu y nuestro corazón,
para que sepamos obedecer la Palabra de tu Hijo Jesús,
sin dudarlo; concédenos valor para decidirnos,
para no dejar que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de acción, haz que nuestras manos y pies
vayan «con prontitud» a los otros, para llevarles la caridad
y el amor de tu Hijo Jesús, para traer al mundo, como tú,
la luz del Evangelio. Amén.
(Papa Francisco)
Espíritu de Dios, Espíritu de verdad y de luz,
vive constantemente en mi alma a través
de tu gracia divina. Que tu aliento disipe las tinieblas
y que bajo tu luz las buenas acciones se multipliquen.
Espíritu de Dios, Espíritu de amor y de misericordia
que viertes en mi corazón el bálsamo de la confianza,
tu gracia confirma mi alma en el bien,
le da una fuerza invencible y constancia.
Espíritu de Dios, Espíritu de paz y de alegría,
que reconforta mi corazón alterado,
vierte en él la fuente viva del amor divino y
hazlo intrépido en la lucha. Espíritu de Dios,
anfitrión amabilísimo de mi alma,
deseo, por mi parte, serte fiel.
Tanto en los días alegres como en las horas de sufrimiento,
deseo, Espíritu de Dios, vivir siempre en tu presencia».
(Santa Faustina)
(Intenciones libres)
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Gracias, esta novena al espíritu Santo está hermosa. Gracias por su ardua labor de evangelización con cada cosa que hacen en la parroquia con tanta devoción y entrega, gracias a todos. Dios los bendiga !