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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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El Sábado de Gloria nos sumerge en un silencio expectante, un paréntesis entre el dolor inmenso del Viernes Santo y la explosión de alegría del Domingo de Resurrección. Es en este espacio de quietud donde resuena con fuerza la verdad profunda «la vida y la muerte se enfrentaron en un prodigioso duelo, el autor de la vida estaba muerto, más ahora está vivo y triunfa».
En la oscuridad del sepulcro, podríamos sentir la tentación de creer que la muerte ha ganado, que la última palabra la tiene el vacío y la desolación. La aparente derrota de Jesús, el «autor de la vida» yacente, podría sembrar dudas en nuestros corazones. Sin embargo, la promesa que palpita en este día silencioso es precisamente que «la muerte no tiene la última palabra, porque la palabra la tiene Dios y la palabra es Jesucristo».
Este duelo prodigioso no es un simple enfrentamiento físico, sino un choque trascendental entre dos realidades opuestas: la finitud y la eternidad, la oscuridad y la luz, la desesperanza y la promesa. La aparente victoria de la muerte en la cruz se transforma, en el misterio que celebramos, en el preludio de su derrota definitiva.
El silencio del Sábado Santo es, por tanto, un silencio cargado de esperanza. Es la antesala del triunfo, la certeza silenciosa de que la vida, encarnada en la figura de Jesucristo, no puede ser contenida por la tumba. Su resurrección no es solo un evento histórico, sino la demostración palpable de que el amor de Dios es más fuerte que cualquier poder terrenal, incluso la muerte misma.
Así, en este Sábado de Gloria, mientras aguardamos la luz del Domingo, reflexionemos sobre esta verdad fundamental: la última palabra no pertenece al sepulcro, ni a la desesperación, ni la muerte misma. La última palabra resuena con la fuerza de la eternidad, es la palabra viva y transformadora de Dios, encarnada en Jesucristo, que ha vencido a la muerte y nos abre las puertas a una esperanza que no tiene fin. Que este silencio nos prepare para acoger con gozo la proclamación del Santo Pregon Pascual que anuncia que la vida que triunfa sobre la muerte.
Dios es bueno.