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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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En este mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, queremos iniciar en este día a una serie de testimonios que los santos han tenido de Él. Hoy hablaremos sobre el testimonio del Padre Pío de Pietrelcina.
Se cuenta del Padre Pío, que era un hombre con una ejemplar vida devota, sentía gran devoción por San José, San Francisco de Asìs, Santa Clara de Asís, San Pablo, al Ángel Custodio, al Arcángel San Miguel, al Espíritu Santo, a Jesús Sacramentado, a la Pasión y Muerte de Jesús, a la Virgen Santísima, a Dios Padre y al Sagrado Corazón de Jesús, por el cual sintió un inmenso amor a tal punto de experimentar como su corazón se “fundía” con el de Jesús.
El corazón del Padre Pío palpitó siempre al unísono con el de Jesús, hasta «fundirse» con él. Así describe el santo este fenómeno místico:
“Terminada la misa, me entretuve con Jesús para la acción de gracias. ¡Qué suave fue el coloquio que tuve con el paraíso aquella mañana! Fue tal que, aun queriendo decirlo todo, no lo conseguiría; sucedieron cosas que no es posible expresarlas en lenguaje humano sin que pierdan su sentido profundo y celestial. El Corazón de Jesús y el mío, permítame la expresión, se fundieron. No eran ya dos corazones que latían, sino uno solo. Mi corazón había desaparecido, como una gota de agua que se pierde en el mar. Jesús era el paraíso, el rey. La alegría en mí era tan intensa y profunda que no era capaz de más; las lágrimas más deliciosas me llenaban el rostro”.
Santa Margarita María de Alacoque decía: “¿Quién nos impedirá ser santos, teniendo corazón para amar y cuerpo para padecer? Pero ¡Ay!, ¿Quién que ame, se dirá que sufre? No, no hay sufrimiento para los que aman ardientemente el Sagrado Corazón de Nuestro amado Jesús, porque los dolores, humillaciones, desprecios, contradicciones y cuanto hay de amargo en la naturaleza, se transforma en amor en este Corazón adorable, el cual quiere ser amado sin reserva”.
Estas palabras sin dudas reflejan la vida y el testimonio del Padre Pío, y nos llevan a pensar que significaba para él el Sagrado Corazón de Jesús. Significaba su corazón unido al de Jesús, y esto movía su corazón a abrazar con amor todas las ocasiones de sufrir, como prendas preciosas del amor del Sagrado Corazón de Jesús, es por eso que en los momentos en los que el sufrimiento era en él más fuerte, más agudo, podía saborear delicias indescriptibles que tenían como única fuente, el Corazón Sacratísimo de Jesús, porque para ser santos es necesario humillarse, renunciar a sí mismo, mortificarse, en una palabra, crucificarse en todo y por todo. Cuenta el Padre Pío su experiencia con las siguientes palabras:
« Jesús no deja, de cuando en cuando, de endulzar mis sufrimientos de otro modo: hablándome al corazón. Oh sí, padre mío, ¡qué bueno es Jesús conmigo! Qué momentos tan preciosos son éstos; es una felicidad que no sé a qué compararla; es una felicidad que el Señor me hace gustar casi exclusivamente en los sufrimientos. En estos momentos, más que en ningún otro, todo lo del mundo me hastía y me pesa, nada deseo fuera de amar y sufrir. Sí, padre mío, también en medio de tantos sufrimientos soy feliz, porque me parece sentir que mi corazón palpita con el de Jesús»
En 1912, estando en la Iglesia, mientras hacía la acción de gracias de la Santa Misa, el Padre Pío sintió que «le herían el corazón con un dardo de fuego tan vivo y ardiente» que creyó morir. Al comunicar este fenómeno al padre Agustín, escribió: «Me faltan las palabras apropiadas para hacerle comprender la intensidad de esta llama: soy absolutamente incapaz de expresarlo. ¿Me cree? El alma, víctima de estos consuelos, se vuelve muda. Me parecía que una fuerza invisible me sumergía totalmente en el fuego… Dios mío, ¡qué fuego!, ¡qué dulzura!». En una parte del corazón del Padre Pío se había formado una llaga mística.
Para 1918 tuvo la experiencia de la transverberación física de su corazón, experiencia mística que han tenido también otros santos, quienes logrando una unión íntima con Dios, sienten su corazón traspasado por un fuego sobrenatural. Sólo le faltaba el sello del amor: la llaga física en el corazón y también se le concedió en el mes de diciembre de ese año, así lo relata:
“Desde hace unos días noto en mí algo parecido a una lanza de hierro que se alarga, en línea transversal, desde la parte baja del corazón hasta debajo de la espalda, en el lado derecho. Me produce un dolor agudísimo y no me deja un momento de descanso”.
Con este fenómeno de la transverberación física de su corazón , la herida debió dividir en dos el corazón, de parte a parte.
Quisiera terminar mencionando el gran amor con el cual el Padre Pío oraba por las personas. Muchísimas personas acudían a él pidiendo oraciones para que intercediera por ellos por alguna cosa concreta o para que se pudiera producir algún tipo de milagro. Y siempre que iba a interceder por alguien lo hacía a través de la oración conocida como la Novena eficaz del Sagrado Corazón de Jesús, a través de esta oración pronunciada por el Padre Pío, miles de personas experimentaron gracias impresionantes. A través de esta oración pidamos a Dios la gracia de amar, honrar y venerar al Sagrado Corazón de Jesús del cual solo brota amor para nosotros y que por intercesión del Padre Pío nuestra vida toda aspire a la unión con Jesús, para no querer sino lo que Él quiere, unión de amor, unión de corazón, de espíritu, de obra, uniéndonos a lo que Él hace en nosotros.
Oración al Sagrado Corazón de Jesús:
I.- ¡Oh, Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá!”.
He aquí que, confiando en tus santas palabras, yo llamo, busco, y pido la gracia……
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío en Ti.
II.- ¡Oh, Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, pasarán los cielos y la tierra pero mis palabras jamás pasarán”
He ahí que yo, confiando en lo infalible de tus santas palabras pido la gracia……
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
III.- ¡Oh, Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, todo lo que pidáis a mi Padre en mi Nombre, se les concederá”.
He ahí que yo, al Padre Eterno y en tu nombre pido la gracia…….
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
¡Oh, Sagrado Corazón de Jesús, el cual es imposible no sentir compasión por los infelices, ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos las gracias que pedimos en nombre del Inmaculado Corazón de María, nuestra tierna Madre, San José, padre adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros. Amén.
Tomado de las cartas del Padre Pio (Epístola I, 273,197, 300 y 1106)