Inquietud de corazón

Nicodemo percibe una inquietud en su corazón. Ha oído predicar a Jesús, y se ha conmovido. Sin embargo, algunas de sus enseñanzas le escandalizan. Ha presenciado con asombro sus milagros, sí, pero le inquieta la autoridad con que Jesús expulsa a los mercaderes del Templo, al que llama «la casa de mi Padre» (cfr. Jn 2,16). ¿Quién se atreve a hablar así? Por otra parte, en su interior apenas puede reprimir una secreta esperanza: «¿Será este el Mesías?». Pero aún está lleno de incertidumbre y dudas. No acaba de dar el paso de seguir abiertamente a Jesús, aunque busca respuestas. Y por eso acude a Él de noche: «Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como Maestro, pues nadie puede hacer los prodigios que tú haces si Dios no está con él» (Jn 3,2). Nicodemo está inquieto.

Lo mismo ocurre con otros personajes del Evangelio, como aquel joven que se acerca un día corriendo a Jesús y le pregunta: « Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?» (Mt 19,16). Está insatisfecho. Tiene el corazón inquieto. Piensa que es capaz de más. Jesús le confirmará que su búsqueda tiene fundamento: «Una cosa te falta…» (Mc 10,21). Podemos pensar también en los apóstoles Andrés y Juan. Jesús, viendo que le seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» (Jn 1,38). Todos ellos eran «buscadores»: estaban a la espera de un acontecimiento maravilloso que cambiara sus vidas y las llenara de aventura. Tenían el alma abierta y hambrienta, llena de sueños, anhelos y deseos.

En una ocasión un joven le preguntó a san Josemaría cómo se sentía la vocación a la Obra. Su respuesta fue: «No es cosa de sentimiento, hijo mío, aunque uno se da cuenta de cuándo el Señor llama. Se está inquieto. Se nota una insatisfacción… ¡No estás contento de ti mismo!»[1]. Con frecuencia, en el proceso de búsqueda de la propia vocación, todo empieza con esta inquietud de corazón, «característica de cualquier corazón que se mantiene joven, disponible, abierto»[2].

Meditación tomada del libro de Borja de León (ed), titulado: Algo grande y que sea amor. La vocación cristiana: encuentro, respuesta, fidelidad. Fundación Studium, 2020. Borja de León, es un Sacerdote, doctor en Filosofía, que desarrolla su labor pastoral con familias y es capellán de un colegio de Madrid.

[1] San Josemaría, notas de una reunión familiar, Crónica, 1974, vol. I,  p. 529 (AGP, Biblioteca, P01).

[2] Francisco, Ex. ap. Christus Vivit (25-III-2019), n. 138.

1 comentario en “Inquietud de corazón”

  1. Yo busque a Jesús en mis tribulaciones cuando mi hija cayó en depresión algo que ella nunca había presentado fue terrible en ese momento sentí que quería conocer a Jesús un como lo conocía si no más profundo empeze a leer la biblia después quería entrar a grupos de laicos pero me cerraron muchas puertas que sino podía porque ellos ya estaban adelantados en su doctrina pero persisti hasta que una amiga me dijo que estaban formando grupo católico para estudiar los evangelios fue maravilloso hasta el momento estoy enamorada de Jesús pero quiero entender y aprender mas recibir mas esa unción a veces me atacan las incertidumbres por el día día los problemas pero mis oraciones me ayudan y mi santa madre y ahora estoy mas abrazada a Jesús del que nunca quiero separarme y me gustaría alimentar mas mi fe gracias

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