Jesús Buen Pastor y el llamado a la esperanza.

En este IV Domingo de Pascual la Iglesia celebra a “Jesús Buen Pastor” e inicia la 61ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. A continuación invito a reflexionar acerca de algunos aspectos que dice el Capítulo 10 del Evangelio de Juan sobre el Buen Pastor y lo mencionado por el Papa Francisco sobre esta Jornada.

En este Capítulo del Evangelio de Juan Jesús se denomina “el buen pastor”. Esto puede darnos  consuelo, confianza y esperanza al tomar para nosotros las siguientes palabras del salmista que señala al Señor como nuestro Pastor: “aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo” (Salmo 23, 4). Esto es base del llamado a la esperanza y a construir la paz que hoy el Papa Francisco nos recuerda al dar inicio la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

El Papa nos invita a “encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados de vidas en las que nos acompaña el Buen Pastor”, en medio de “un pueblo en camino” invitado a la oración para invocar del Padre el don de vocaciones santas para la edificación de su Reino en vocaciones como las de: 1) madres y padres que se ponen al servicio de los hijos y de su crecimiento, 2) trabajadores que tienen como norte el bien común en la economía, la política y la sociedad en general, 3) consagrados en la oración y acción apostólica, 4) sacerdotes ordenados que ofrecen la vida propia, junto al Pan Eucarístico. mostrando a todos la belleza del Reino de Dios.

Estas cuatro vocaciones a la vida tienen su refugio en cuatro elementos del “El buen pastor” que nos relata el Capítulo 10 del evangelio según San Juan. En primer lugar, Jesús el Buen Pastor nos protege del ladrón que roba, maltrata y divide; por el contrario nos da vida y vida en abundancia; así como el pastor apacienta dando pasto a las ovejas, Jesús nos da vida alimentándonos de la gran necesidad humana de saberse amado por Dios, que se nos acerca en la persona de Jesús y da sentido a nuestras vidas; porque así como necesitamos del alimento para el cuerpo, más aún requerimos el Amor de Dios para tener la plenitud y fuerza que lleva hasta buscar ese alimento del cuerpo.

En segundo lugar, Jesús como Buen Pastor nos muestra que Él mismo es el alimento, así como lo relata en el Capítulo 6 de este mismo evangelio, al decir que es el “Pan de Vida”. Jesús se entrega a nosotros. De esta manera, mientras que en otras religiones el hombre le entrega sacrificios o cosas a Dios, en la nuestra Dios se entrega a nosotros totalmente en la persona de Jesús, el buen pastor entrega la vida por y a sus ovejas para que experimentemos el gozo de caminar en la vida verdadera.

En tercer lugar vemos el conocimiento mutuo entre el pastor y su rebaño. Esto nos lleva a las palabras del Papa Francisco para esta Jornada Mundial de oración por las vocaciones: “el Señor habla a nuestro corazón y quiere encontrarnos disponibles, sinceros y generosos para hacernos peregrinos de esperanza y constructores de paz teniéndolo a Él como meta con un peregrinar que lleva incluso lleva siempre a “empezar cada día, recomenzar siempre, recuperar el entusiasmo y la fuerza para recorrer el camino a pesar del cansancio y las dificultades; así se abren nuevos horizontes y panoramas desconocidos”. De esta manera el camino nos lleva a descubrir el amor de Dios, conocer el amor de Dios, dejarnos amar e impulsar por ese amor; porque solo en Dios y a través de Dios conocemos realmente quienes somos.

En cuarto lugar, el buen pastor nos lleva a la unidad de un solo rebaño y un solo Pastor. La humanidad, más allá de la dispersión, puede alcanzar la unidad a partir del verdadero Pastor. Esto nos lleva a rogar al dueño de la mies que envíe muchos operarios para que esta Iglesia que tiene a Cristo como Cabeza y único Pastor, sea  “un signo e instrumento de unión con Él y de la unidad de todo el género humano”; teniendo, como dice el Papa, “mirada de esperanza, para poder trabajar de manera fructífera respondiendo a la vocación que nos ha sido confiada, al servicio del Reino de Dios, Reino del amor, la justicia y la paz”.

Diácono Thomas Chacón

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