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Parroquia "San José de Chacao"
Página Web Oficial del Complejo Parroquial "San José de Chacao" – Arquidiócesis de Caracas
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¡Bienvenidos todos a nuestro ciclo de encuentros que llamamos: ¡Ven a Caminar con Jesús! Tocando el tema de San Pablo como modelo de la Evangelización.
Hemos estado estudiando el método usado por San Pablo para hacer llegar la palabra de Dios, a todos los sitios que visitó y para lograr ser «Iglesia» en esas comunidades que evangelizó. La etapa que hemos estudiado, está enmarcada en el libro de los Hechos de los Apóstoles, el cual ya hemos visto que es un recorrido muy interesante y de seguro transformador.
¿Recuerdan la pregunta del encuentro pasado? ¿Porqué de este tema? Es que la iglesia nos manda a ser discipulos y misioneros.
Continuamos con la parte de ser Misioneros y ya estamos viendo a lo que se expone un misionero.
Todo tiene un comienzo, asi que empezamos pidiéndole a San Pablo que nos tome de la mano, nos lleve a recorrer para conocer y tambien hacer lo que él hizo.
Glorioso apóstol San Pablo, vaso escogido del Señor para llevar su santo nombre por toda la tierra; por tu celo apostólico y por tu abrasada caridad con que sentías los trabajos de tus prójimos como si fueran tuyos propios; por la inalterable paciencia con que sufriste persecuciones, cárceles, azotes, cadenas, tentaciones, naufragios y hasta la misma muerte; por aquel celo que te estimulaba a trabajar día y noche en beneficio de las almas y, sobre todo, por aquella prontitud con que a la primera voz de Cristo en el camino de Damasco te rendiste enteramente a la gracia, te ruego, por todos los apóstoles de hoy, y que me consigas del Señor que imite tus ejemplos oyendo prontamente la voz de sus inspiraciones y peleando contra mis pasiones sin apego ninguno a las cosas temporales y con aprecio de las eternas, para gloria de Dios Padre, que con el Hijo y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Evangelizar no es para nada una actividad exenta de problemas, pero tampoco está carente de alegrías. El evangelizador se encuentra muchas veces con situaciones externas que le dificultan su labor, pero también hay muchos elementos internos, entre ellos uno llamado la Acedia, que ataca ferozmente al que lleva la palabra de Jesús y al evangelizado, mermando las fuerzas de ambos.
Bien lo dijo San Pablo en Efesios 6,12 y que a continuación leemos:
“porque no es nuestra lucha contra la sangre o la carne, sino contra los principados, las potestades, las dominaciones de este mundo de tinieblas, y contra los espíritus malignos que están en los aires.”
Aunque el tema de la Acedía lo tocaremos cuando hablemos de la santidad del Evangelizador, es importante recordarles que las “disposiciones internas” del evangelizador, son también una dimensión a la cual hay que prestar atención. No olvidemos que tenemos un enemigo y ese está en este mundo para dificultarnos la labor y, si le dejamos, perderíamos nuestra alma, evitando así gozar de la promesa de Jesús y que no es otra cosa que estar con él en el cielo.
Seguimos el camino de San Pablo y ya que hablamos de las disposiciones internas, veamos un ejemplo de ello. Busca en tu biblia Hechos 16,13-15. Leamos:
“El sábado salimos fuera de la puerta de la ciudad, junto al río, donde pensábamos que se tendría la oración. Nos sentamos y hablamos a las mujeres que se habían reunido. Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira y temerosa de Dios, nos escuchaba. El Señor abrió su corazón para que comprendiese lo que Pablo decía. Después de haber sido bautizada ella, y su casa, nos insistía:
—Si juzgan que soy fiel al Señor, vengan y quédense en mi casa —y nos obligó.”
Empezamos a ver la acción de Dios sobre las personas, que en su momento eran excluidas de todo, o de casi todo en la vida pública de Israel, en este caso, las mujeres. El bello relato de la conversión de Lidía, nos hace entender que tener un corazón abierto a Dios, la disposición interna que les comenté anteriormente, es factor importantísimo para recibir la Palabra de Dios. Como les dije en el encuentro pasado, que la fe viene de la predicación, pues bien, estaba San Pablo dispuesto a predicar en cualquier sitio y en cualquier momento. También él tenia esa disposición a compartir lo que de Jesús mismo había recibido. En este caso, una mujer es la protagonista.
Como ya deberíamos estar acostumbrados, pero también preparados para las dificultades, sigamos con el versiculo 16 al 24 y veamos qué pasó. Leemos:
“Mientras íbamos a la oración nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu pitónico y proporcionaba como adivina abundantes ganancias a sus amos. Siguiéndonos a Pablo y a nosotros gritaba:
—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y les anuncian el camino de la salvación! “Repetía esto muchos días hasta que Pablo, enfadado, se volvió y le dijo al espíritu:
—¡En nombre de Jesucristo te mando que salgas de ella!
Y en ese mismo instante salió. Al ver sus amos que había desaparecido la esperanza de su ganancia se apoderaron de Pablo y de Silas y los arrastraron al foro ante los magistrados. Los presentaron a los pretores y dijeron:
—Estos hombres perturban nuestra ciudad. Son judíos y predican costumbres que a nosotros los romanos no nos es lícito aceptar ni practicar.
La multitud se alborotó contra ellos y los pretores les hicieron quitarse la ropa y mandaron azotarlos. Después de haberles dado numerosos azotes, los arrojaron en la cárcel y ordenaron al carcelero custodiarlos con todo cuidado. Éste, recibida la orden, los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies al cepo.”
Vuelve a presentarse el hecho de la aparición, de los enemigos de la predicación, de los que llevan la palabra de Dios, pero con un resultado de novela. Es curada la que no fue a ser curada.
Esta mujer con un espíritu de adivinación, que era usada para propósitos económicos y que estaba esclavizada y explotada por sus dueños procurándoles ganancias económicas, fue liberada de sus ataduras y pasó a ser libre en lo espiritual, quedando abierta para recibir la palabra de Dios.
La pregunta obvia es: ¿Quién no quedó contento de todo esto?, sencillamente aquellos que la explotaban. La reflexión teológica aquí es: que el pecado esclaviza. Todo lo relacionado al demonio contamina y esclaviza y aquel que llevaba la palabra de Dios, puesto en el lugar correcto, con el poder de Dios, libera al esclavo. Nosotros llevamos ese poder, ya que llevamos la Palabra de Dios sin alterar y aquellas almas esclavizadas, pueden quedar libres o les permite dar los primeros pasos, para quedar libres de sus ataduras por lo que escuchan.
Como ya es costumbre, San Pablo y los que estan con él sufren todo tipo de dificultades, pero ya veremos cómo actúa Dios y cómo viene a su auxilio.
Leamos el versiculo 25 al 34:
“A eso de la medianoche Pablo y Silas se pusieron a orar y a entonar alabanzas a Dios, mientras los presos los escuchaban. De repente se produjo un terremoto tan fuerte, que se conmovieron los cimientos de la cárcel, e inmediatamente se abrieron todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos. Se despertó el jefe de la prisión, y al ver abiertas las puertas de la cárcel sacó la espada y quería matarse pensando que los presos se habían fugado. Pero Pablo le gritó con fuerte voz:
—¡No te hagas ningún daño, que estamos todos aquí!
El jefe de la prisión pidió una luz, entró precipitadamente y temblando se arrojó ante Pablo y Silas. Los sacó fuera y les dijo:
—Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?
Ellos le contestaron:
—Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa.
Le predicaron entonces la palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella hora de la noche los tomó consigo, les lavó las heridas y acto seguido se bautizaron él y todos suyos. Los hizo subir a su casa, les preparó la mesa y se regocijó con toda su familia por haber creído en Dios.”
Vamos rápidamente a discernir qué pasó aquí:
Pasemos a leer Hechos 17,1-5 y veamos que mas sorpresas tiene San Pablo para nosotros. Leemos:
“Después de atravesar Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Como era su costumbre, Pablo se dirigió a ellos y durante tres sábados les estuvo argumentando con las Escrituras, explicando y probando que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos, y que: «Jesús, a quien yo les anuncio, ése es el Cristo». Algunos de ellos se convencieron y se adhirieron a Pablo y a Silas, así como un gran número de griegos que adoraban a Dios y no pocas mujeres de la nobleza. Pero los judíos, envidiosos, reunieron algunos maleantes de entre la plebe y, organizando un tumulto, soliviantaron la ciudad y se presentaron en casa de Jasón con la intención de llevarlos ante el pueblo.”
Nuevamente el relato nos deja sin palabras, la evangelización que va acompañada de la rectitud de intención, del envío por parte de nuestras autoridades, de nuestra oración, ayuno, penitencia, vida en sacramentos, disposiciones internas y preparación en los dogmas de Fe y conocimiento de la Escrituras, da como resultado la conversión de aquellos acogen esa palabra y el rechazo de aquellos cerrados o, mejor dicho, “encadenados” a otras ideas o intereses.
Si no se dieron cuenta, las reacciones en contra, se incrementan cuando San Pablo predica a un Jesús crucificado, es algo que causa mucho escándalo inclusive hoy, por que, o lo desconocen, o desean un Jesús “edulco rado”, no sufriente, no triunfante, impoluto, pero lejano a nuestra realidad humana. Muchos no toleran un Jesús crucificado, pero eso es algo que tocaremos más adelante.
Aquí otro punto importantísimo que no puede pasar “bajo de la mesa”, se relata: “Como era su costumbre, Pablo se dirigió a ellos y durante tres sábados les estuvo argumentando con las Escrituras” San Pablo se apoyaba en las escrituras y para nuestro lenguaje eclesial de Evangelización, se llama Apologética y no es otra cosa que argumentar y justificar lo que creemos basados en la Santa Escritura o dicho coloquialmente, con la Biblia.
Esto nos lleva a entender, que la herramienta indispensable para todo evangelizador, inclusive antes de salir a llevar la Palabra de Dios, es la de prepararse en las escrituras para conocer el porqué de lo que creemos y así dar razón de nuestra fe.
Dejamos aquí este encuentro con esta pregunta: ¿Porqué de este tema? Es que la iglesia nos manda a ser discipulos y misioneros.
Ya vimos algunas caracteristicas de un Misionero, enumero algunos:
¿Y para ser misionero como san Pablo?
Quédate con nosotros, no te pierdas nuestros próximos encuentros de Ven a Caminar con Jesús, para que conozcas más a San Pablo como modelo de la Evangelización.
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San Pablo, ruega por nosotros.
Alabado sea Jesucristo.
Cita | Punto Focal |
Efesios 6, 12-14 | ¿Contra quién luchamos? |
Hechos 16,13-15 | La predicación y resultados de ella. |
Hechos 16,16-24 | El bien no tiene el mismo significado para todos |
Hechos 16,25-34 | La predicación y la salvación de las almas. |
Hechos 17,1-8 | La perseverancia y el manejo de las escrituras. |