El evangelio de hoy nos presenta otro momento de intimidad del Señor con sus discípulos. En la cultura hebrea las cenas se daban solo en un entorno familiar o de amistad cercana, y la celebración de la Pascua se celebraba en familia, por tal motivo quiero resaltar ese momento de verdadera intimidad que Jesús vivió con sus discípulos. En medio de esta importante celebración el Maestro sentía que su corazón estallaría en cualquier momento por todo lo que iba a vivir, es por este motivo que manifiesta su angustia y a la vez les anuncia que uno de ellos lo iba a traicionar. Era imposible creer que uno de ellos, sus amigos, sus elegidos, pudiera hacer tal cosa, y ciertamente todos se comenzaron a preguntar qué estaba pasando y quién seria capaz de traicionar al Maestro.
Es necesario detenernos en el gesto que tiene el Señor para con Judas, «mojando el pan lo da a comer». Es un acto de amor y cercanía; le está dando de comer de su mismo plato. Eso dice mucho, cuando comemos algo sabroso lo compartimos con el otro y decimos ¡prueba está buena la comida! Es sin duda una prueba de de amor fraterno y de confianza, sin embargo Judas se cierra a esta acción del señor y permite que el diablo entre en su corazón. El Señor conoce nuestros corazones y aun así se muestra cercano y de una manera muy especial con Judas porque ve su debilidad.
Judas sale de noche, y quizás no es que se haga referencia a una hora del día, sino a la noche que cae en el corazón de judas. Salió con la oscuridad del pecado, salió con la oscuridad del egoísmo, salió sin la luz que él mismo había rechazado, salió sin el amor que el mismo Jesús le había ofrecido… y el Señor lo amó al extremo, como te ama a ti y me ama a mi, a pesar de las sombras que en ocasiones cubren nuestros corazones.
y quizás Judas no entendió las palabras que el Señor le estaba diciendo: «lo que tienes que hacer hazlo pronto» ¿Qué tenía que hacer judas? y es una pregunta que debe resonar en nuestros corazones, ¿Qué tenemos que hacer? ¿Orar? ¿Reconciliarme? ¿Decirle a mis seres queridos que los amo? Lo que tengo que hacer es todo lo que me identifica como hijo de Dios y debo hacerlo pronto. Pero quizás nos pasa como a Judas, que terminamos haciendo todo lo contrario y al final nos introducimos en la oscuridad del pecado alejándonos del Señor. Y esto es importante queridos hermanos que lo podamos ver, el cristiano no puede salir de noche y no hablo de la noche física del día, sino de la oscuridad de la noche ontológica. El cristiano debe buscar la luz, la claridad, y pedirle al Señor que nos haga entender y comprender cada una de las muestras de amor y cercanía que tiene Él para con nosotros.
Dios es bueno.
Diácono Freddy Obregón
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